Desde hace más de treinta años se considera vital la integración de los aspectos culturales al concepto ambiental, como consecuencia de la creciente preocupación por la presión sobre el uso de los recursos. Los aspectos culturales son los que manifiestan la presencia del hombre en el ambiente natural generando consecuencias, no siempre favorables, al mismo. Por ello, la importancia que el tema de los sistemas naturales adquiere en la actualidad, ya que involucra al Hombre y a la construcción de su hábitat.
La gestión ambiental contempla la administración, protección y estrategias de uso y desarrollo, para transformar la realidad, basadas en un enfoque de racionalidad respecto de las interacciones naturaleza - sociedad.
Para entender qué se considera patrimonial es necesario detenerse en el concepto de recurso primero, y dotarlo de una significación colectiva después.
Entendemos por recursos los insumos que los procesos productivos actuales y futuros necesitan, pudiendo ser aquellos naturales o culturales, es decir, producto de la Naturaleza o de la creatividad humana.
Elevar un recurso a la categoría de “patrimonial”, implica un proceso social de otorgar significación simbólica; así, el recurso excede la idea de productividad y se proyecta como una noción que suma la propiedad colectiva, dinámica e histórica más el presente y la capacidad futura de nuevas integraciones y de nuevos valores que se estén gestando.
En un mundo donde lo efímero adquiere la categoría de superlativo, poder gestionar a futuro las trazas que dejó la historia, se constituye en un desafío valioso que destacará la importancia del pasado, el respeto por el presente y la sustentabilidad en el futuro.
Es por todo esto, que nos ocuparemos del Patrimonio Cultural del Valle de Punilla, rescatando, difundiendo, y revalorizando las manifestaciones materiales, e inmateriales que organizaron el territorio, conformando su actual imagen y consolidando una oferta turística única.
Arq. Andrea P. López